Los uniformes laborales además de ser una prenda de protección, transmiten la imagen de la empresa. Los colores fuertes como grises o negros son los más recurrentes pero también, los más difíciles de mantener. Lee atentamente estos consejos de lavado para mejorar la durabilidad de las prendas laborales. 

Ordenar por color y peso 

Mezclar telas, colores y diferentes grados de suciedad puede tener resultados desastrosos. Hay que clasificar las prendas por color y peso y nivel de suciedad para tener resultados óptimos. 

Utiliza agua fría 

El agua fría ayuda a evitar que las fibras en la ropa pierdan su color. Si el uniforme laboral está muy sucio, seguramente el lavado en frío de una lavadora doméstica sea insuficiente para conseguir buenos resultados. Se corre el peligro de lavarla una y otra vez maltratando los tejidos y acortando la vida útil del uniforme. 

Cuidado con la secadora doméstica 

El calor de la secadora puede hacer que se desvanezca la ropa oscura, por lo tanto debes evitar su uso frecuente. Lo mejor es dejarlo secar a temperatura ambiente (evitando la exposición directa al sol se evita que este se “coma” el color), pero el tiempo es oro y en el caso de utilizar una secadora doméstica, mejor hacerlo en un ciclo corto y a baja temperatura.  

Detergentes especializados 

Los detergentes fabricados específicamente para lavar ropa oscura con agua fría son perfectos para ayudar a neutralizar el cloro que se encuentra en el agua de la canilla, y que provoca decoloración de la ropa de color oscuro, en especial negra. Cuidado con la cantidad de jabón, un exceso puede dejar un residuo rayado en la ropa oscura. 

También hay que tener en cuenta que el detergente líquido funciona mejor para la ropa oscura que el polvo, ya que este último no se disuelve bien en agua fría. 

La ropa siempre del lado interno 

Este paso no lleva mucho tiempo, pero marca una gran diferencia en la preservación del color y la calidad de la ropa. Al lavar el uniforme laboral del lado interno, se evita la agitación y la fricción entre las telas. El movimiento del lavado provoca el roce de las telas rompiendo las fibras.